fbpx

Así luce ataviada la Divina Pastora para el acto de Veneración de Adviento

La Divina Pastora volvió a bajar de su camarín para vivir cerca de sus fieles el fin de semana previo a la Natividad del Buen Pastor. La Patrona de Capuchinos, en estado de Buena Esperanza, luce para este acto de Veneración de Adviento, esta vez sin besamanos debido a la actual crisis sanitaria, uno de los vestidos más antiguos que posee, confeccionado con un brocado en oro sobre seda estampada burdeos a finales del siglo XIX, y el manto verde bordado en oro y plata en 2015 por el taller de la Asociación por la Igualdad Al Alba de Pizarra dirigido por el bordador Sebastián Marchante.

La Inmaculada Madre del Buen Pastor estrena unas solapas para la pellica bordadas en oro y sedas sobre raso blanco del siglo XIX, un lazo para la cintura con motivos vegetales bordados en sedas de colores también de mediados del siglo XIX, y la mejora de un antiguo sombrero con encajes de hilo de plata fina y flores de talco doradas adquiridas en un anticuario en Londres. Igualmente, se incorporan a su ajuar las puñetas de encaje valencien donadas por unos devotos de Jerez de la Frontera y de Sanlucar de Barrameda. Las flores de talco que la Virgen luce en el pelo también son de estreno, realizadas y donadas por un devoto de Córdoba; así como el ramo de rosas liofilizadas por porta en la mano con la que sostiene el cayado, regaladas por un grupo de devotas.

El exorno floral dispuesto en la peana de la Virgen, en el que predominan las rosas y es obra de Arte Floral La Victoria, incluye girasoles, símbolo de la fecundidad de María, que recibe al Espíritu Santo para ofrecernos al Salvador. En la base del mismo, la esparraguera es protagonista, como símbolo de nuestros pecados y pesares. La Virgen emerge sobre ellos y nos tiende su mano: la Divina Pastora nos acoge en su redil y con su cayado nos muestra los caminos que conducen al Señor.